Un personaje optimista...
Un personaje optimista
no creo que le haga daño a nadie
En
palabras de María Acaso, los discursos visuales transforman profundamente las
relaciones de enseñanza y aprendizaje. Este es el tema de su libro ¨ Pedagogías invisibles. El espacio del aula
como discurso. ¨ Por lo que en el capítulo I inicia aclarando los
siguientes conceptos base de su tesis Acaso,
M. (2013).
La Semiótica: o la lógica de los signos, es la reflexión de los modos
en los que entendemos o pensamos las cosas, de cómo entendemos los fenómenos
sociales que no rodean atreves de la interpretación de estos signos, los cuales
poseen multitud de soportes y pueden ser: verbales, visuales, sonoros y demás.
Semiótica pragmática: lo define como el
estudio de los signos con el usuario y el contexto y cómo éste afecta a la
realidad por medio de su uso.
Denotado: Lo que podemos ver, objetos o acciones en concretas
realizadas por el profesor.
Connotado: Sería lo que podemos leer, interpretar acerca de los
objetos o de las acciones realizadas por el profesor dentro del salón de
clases.
Acaso,
explica cómo dentro del salón de clases, la metodología de un profesor, sus
reglas dentro del aula y hasta pequeños objetos colocados en la clase, cumplen
una finalidad en concreta y son un signo que puede ser entendido como un
relato, narración o un microdiscurso. Ella cita algunos ejemplos como lo es un pichel
lleno de agua a la par de un vaso dentro del salón de clases, el cual funciona
como una forma de reconocimiento de los estudiantes por la necesidad que podría
tener saciar su sed. O que una puerta abierta o cerrada también nos habla del
control que el profesor ejerce sobre sus estudiantes al negarles la salida al
baño de una forma muy sutil, al cerrarla y no permitir la entrada después de
cierta hora o al considerar que estando abierta es un medio de distracción.
Cada acción u objetos es eso, una acción o un objeto en concreto desde el punto
de vista denotativo. Pero desde el punto de vista connotativo, hay una
intensión detrás de eso, la cual puede ser leída e interpretada esto es lo que
podemos definir como un signo que se convierte en un micro discurso. A su vez, la
sucesión y coherencia de esos microdiscursos en una misma línea genera un
discurso. Desde luego puede haber acciones aisladas del docente que no estén
implicadas en este discurso y se realicen por oportunismo o mera necesidad de
momento. Como por ejemplo que se cierre la puerta por un día que esté haciendo
mucho frío, sin embargo; si se realiza de una manera constante puede ser o que
bien lo repite tal acción por mera costumbre sin pensar o razonar en el impacto
que tiene o bien que se haga de una forma intencionada.
Y es
ahí cuando podemos tomar a este signo como una representación. La mente lo utilizan
los signos para representar el mundo o para construirlo desde una perspectiva
social o particular. El signo no solo cumple funciones comunicativas sino
acciones, las cuales que importan el modo de ser del que los produce y pueden
mostrar tanto el docente que somos, como el que deseamos ser. Y es ahí como el
espacio del aula se transforma en un discurso y este discurso es sincrético. Es
decir, que surge de la mezcla de varios signos y acciones como el ejemplo del
pichel o el de cerrar la puerta y también se puede construir través de diferentes
lenguajes: sonoros, visuales, corporales, forma de vestir. Por lo tanto, según
Acaso, el acto pedagógico es una representación teatral. Porque se asumen roles
de poder, sumisión o por el contrario de comprensión y horizontalidad hacia el
estudiante.
La pedagogía del aburrimiento y el
destruir la pasión por aprender.
Acaso
se refiere a esto a las metodologías tradicionales que no hacen más que matar
la creatividad y entusiasmo de los estudiantes. Pero, aun así, aunque se haga
de la forma más progresista posible, la autora apoya a frase ¨Enseñar es
imposible¨. Argumentando que el aprendizaje se produce de forma inconsciente
por parte de cada estudiante, además que el inconsciente constantemente
desbarata aún las mejores pedagogías ya que los estudiantes aprenden lo que
quieren aprender y no precisamente lo que se les enseña sino lo que cada uno
desea aprender, por medio de sus intereses y preferencias y esto es
irreproducible y singular. Y por lo tanto, según Acaso, es imperativo aceptar
la multiplicidad de gustos e interés pues lo que se está haciendo no es más que
una bulimia pedagógica en donde el estudiante se sacia de contenidos para luego
vomitarlos en el examen y más tarde olvidarlos. De esta forma el acto de
aprendizaje y enseñanza en clase no es más que un escenario en donde todos
mienten, aún así mismos. Por tal razón recalca una vez más que aprender es
estructuralmente imposible. Lo cual no es del todo malo ya que al tenerlo en
cuenta la metodología puede cambiarse y hacerse más efectiva en función de los
intereses del estudiante.
Opinión
¨Las pedagogías invisibles¨ son
eso. Invisibles en muchos casos, pueden pasar por alto para uno que otro
estudiante, pero están ahí, están presentes, se sienten y hacen la diferencia y
deberían hacerlo. Serían pequeños y grandes cambios que podrían convertir el
espacio del aula en un espacio más ameno y predisponer a los estudiantes a la
enseñanza.
Si
tratáramos de resumir lo dicho en este capítulo, lo podríamos hacer bajo el
siguiente acrónimo: O.I.R., el cual significaría lo siguiente: observación,
interpretación y representación. Estos serían tres pasos que debería seguir un
profesor cuando ingrese al nuevo salón de clases o para iniciar a cambiar su
esquema pedagógico. En primer lugar, los referimos a la observación, general del entorno pedagógico. Esto implica: el lugar, cultura, políticas educativas, salón de
clases, mobiliario y los estudiantes. Es decir, esta observación sería un tipo de diagnóstico de todo el contexto. La Interpretación
de cómo, estas variables afectan el entorno pedagógico. Y por último tenemos la
representación, la cual estaría dada por
medio de los micro discursos que se implementaría en el salón de clases para
hacer ésta pedagógicamente sea más productiva, anárquica o disyuntiva con
respecto a los métodos de enseñanza tradicionalmente fallidos. Sin embargo, la
creatividad debe estar enmarcada en las buenas costumbres y a estar dentro de
lo permitido de las políticas institucionales.
La creatividad con marco de referencia:
La
educación comúnmente exige al profesor dar un currículo por igual a todo los
estudiantes tratando de brindar las mismas oportunidades a cada estudiante. Si
la educación es pública por lo general encontrará varios inconvenientes con el
lugar y mobiliario de impartir las clases y dentro de las políticas que podrían
ser o no conservadoras que apoyan los métodos tradicionales de educación. Es el
caso de cuando en su libro Acaso, M. (2013). da el ejemplo de que decoraron la
puerta del salón de clase en conjunto con los estudiantes para transmitir la
idea de que lo que pasaba en el salón de clases era algo particular y único,
aparte del impacto visual de tratar de hacer más atractivo el salón de clase.
No obstante, cuando la administración o dirección se dio cuenta del caso, obligaron
a dejar la puerta a como estaba antes de su intervención.
Esto desde luego, podría ser desalentador para el docente
que intenta saltarse la rutina y la tradición para generar un signo
participativo con los estudiantes de mayor comodidad y familiaridad con el
entorno; sin embargo, por eso es necesario estar al tanto de las políticas del
centro educativo y ser ¨Hackers¨ con el sistema. Esta palabra no solo tiene que
ver con la piratería en programas
informáticos, en sistemas operativos o a través de internet, sino que en
también es designada para una persona que ha conseguido entender un sistema al
punto de manipularlo y utilizarlo para su beneficio en lugar de verse limitado
por este. Por lo tanto, cómo docentes de cualquier área, pero sobre todo los
dedicados a las Artes Visuales deberíamos utilizar éstas limitantes como marco
de referencia, pero lejos de convertirse en limitantes nos abren posibilidades
a todas las demás opciones con las que si se nos está permitido trabajar. Hay
un dicho que dice, ¨La necesidad es la madre de la invención¨, porque
precisamente la creatividad y el ingenio abren puertas donde otras se cierran,
donde otros no las ven o simplemente se inventan nuevas.
Todos los sistemas pueden tener su nivel dificultad para
cada docente, pero de algo podemos estar seguros, para quien desea superarse
asimismo no la va a tener fácil, porque la auto mejora implica reinventarse,
cometer errores, sobre llevar frustraciones y algunos aciertos que se busque
implementar en un proceso pedagógico que busca romper con los métodos
tradicionales, que sea inclusivo, que no caiga en la rutina y que contenga un
elemento lúdico o dinámico que interese y motive al estudiante a aprender y a
involucrarse con el objeto de estudio.
Hay una conclusión a la cual podemos llegar según el
texto. Y es que el aprendizaje en el aula se da. La frase ¨Es imposible enseñar
¨ tiene cierta validez, cuando no tenemos control de lo que el estudiante
realmente aprende para la vida y no para el examen, pero ésta se cae en el momento
en que un profesor prepara el escenario más idóneo para aprender y por medio de
diferentes estrategias de aprendizaje utilizando diferentes signos a manera de micro
discursos y discursos que cultiven la pasión por aprender o al menos no la
maten. Creo que esta frase nace más de la frustración que del optimismo y cada
quién decide qué sentimiento abrazar y por cuanto tiempo. Estoy seguro que la
mejor enseñanza que se puede dar al fin y al cabo sin importar la asignatura es
el deseo de querer mejorar y hacer las cosas bien en un proceso educativo en
donde todos aprendamos y disfrutemos en el proceso. Seguramente el salón de
clases siga siendo una puesta en escena, pero un personaje optimista no creo
que le haga daño a nadie.
Referencia:
Acaso,
M. (2013). Pedagogías invisibles. El
espacio del aula como discurso. Madrid: Catarata.
Escrito: Allan Cepeda Céspedes
CONTACTOS:
CORREO: acepedacespedes@gmail.com
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