La retórica en la Imaginería colonial




Una vez que los españoles colonizaron el Nuevo Mundo llevaron la religión católica con el ímpetu de alcanzar a nuevas almas y poner a la Contra reforma un paso delante de sus contrarios liderados por Martín Lutero y Calvino. De esta forma se ven en la obligación de construir un lenguaje artístico que garantizara la comunicación y el entendimiento entre los neófitos y los misioneros. 


Para esto confeccionan una retórica o un discurso adecuado para los indígenas inconversos.  En este discurso se articula desde varios elementos y uno de ellos es la imaginería. La imaginería es según Aniella Ramírez Maglione (en su artículo Aproximaciones metodológicas al estudio de la imaginería colonial: Nicaragua y Costa Rica), ¨la manifestación del arte escultórico perteneciente al género de arte religioso que  representa  personajes  y escenas derivadas del repertorio iconográfico cristiano…se empleará el término referido exclusivamente a la talla en madera policromada¨. Este conjunto de obras, también compartían una serie de características en común como la anonimidad y el hecho de ser extremadamente realistas con el fin de convencer y provocar  un movimiento interior de emociones como el dolor o lástima entre otras para su conversión.  


En un principio estas obras eran traídas de Europa, a los mayores centros virreinales o poblacionales como Lima, Guatemala (Desde Guatemala se exportaron muchas esculturas desde el siglo XVI hasta finales del español), Nueva España entre oros. Más tarde se traerían a artistas o frailes que servían de maestros que previamente habían demostrado su capacidad ser aptos para enseñar y vender sus productos. En ocasiones pestos maestro se les encomendaba la tarea de crear réplicas europeas. En ocasiones realizaban obras propias; no obstante, a menos de que el costo de la obra fuera oneroso no se realizaba un contrato de por medio que en entre las especificaciones se escribía el nombre del artista. Por lo general estas obras no eran de un único artista (el escultor) ya que otros artistas también intervenían como por ejemplo los tejedores que realizaban la ropa o tela que llevaba la escultura y los pintores. A parte de los gremios de escultores como de las órdenes religiosas (las obras que de aquí salían en muchas ocasiones no tenían una legitimación o registro oficial) también se encontraban maestros ambulantes. 


Esto llevó a los artistas en una carrera por el realismo y por convencer al pueblo de que su imágenes eran personas mientras que el pueblo cada vez era más exigente con el acabado final lo que en ocasiones les llevó a extremos de realismo, como lo describe Ramírez en el artículo antes mencionado ¨Se utilizan pestañas de verdad, cabelleras y dientes auténticos, ojos de vidrio o de un material plásticamente equivalente… He sabido de un caso verdaderamente abusivo  referente a México. Si es anécdota, tómesela como tal. En no sé qué pueblo, llamaron una vez al carpintero los encargados de la iglesia para que compusiese el mecanismo inter- no de un Cristo cuyo corazón se había parado después de llevar latiendo años y años mediante un aparato de relojería. El carpintero compuso el mecanismo efectivamente, pero lo situó bajo el pectoral derecho, lo cual fue advertido en seguida por los devotos dando motivo a sospechas y pláticas arregladoras desde el púlpito. Es el caso más notable de abuso de naturalismo que yo recuerdo…¨ también cita el ejemplo de ¨Los vecinos de San Miguel Totocijitlapilco, quisieron un Cristo después de los azotes más lastimoso, tajado y demacrado que todos los conocidos; incluso más viejo de los 33 años¨


Es de esta forma en la iglesia o centro religioso con el escultura con las características más naturalistas que se podían dar adquiría un mayor estatus entre sus semejantes y del igual forma el artista que las realizara. 


De estas obras en la actualidad sobre todo en Costa Rica y Nicaragua existe una carencia en estudios especializados en este tema, además del deber de asumir mejores estrategias para el abordaje de estos temas en diferentes plataformas de educación. Además de implementar políticas que contrarresten el mercado negro en colecciones privadas y que promueva espacios para presentar al público las obras del periodo colonial que actualmente se tengan en museos o que se encuentren ya que cualquier obra es una pieza del rompecabezas de la memoria colectiva que ayuda a entender el contexto sociocultural de la época cuando América Latina estaba en plena gestación.


Bibliografía


Maglione, A. R. (s.f.). Aproximaciones metodológicas al estudio de la imaginería colonial: Nicaragua y Costa Rica. CICLA, Facultad de letras Univerdidad de Costa Rica.


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